Brecha de Género Laboral: ¿Es reciproco en la formación académica?
La brecha de género en el ámbito laboral ha sido un tema recurrente en los debates sobre equidad en Chile y el mundo. En el contexto nacional, a pesar de los avances en educación y acceso a capacitación, persisten desigualdades significativas entre hombres y mujeres en términos de participación laboral, remuneraciones y acceso a posiciones de liderazgo. De acuerdo con datos recientes del año 2023, la tasa de participación laboral femenina en Chile ronda el 43,20%, muy por debajo del promedio de los países de la OCDE.
En el ámbito regional, la situación no es muy distinta. En la región del Biobío, por ejemplo, las oportunidades laborales para las mujeres suelen estar limitadas a sectores con menor remuneración, como el comercio y los servicios, mientras que los hombres dominan áreas mejor pagadas como la industria y la construcción. Este panorama refleja la necesidad de implementar políticas públicas que no solo incentiven la incorporación de mujeres a sectores tradicionalmente masculinos, sino también promuevan la equidad salarial y la conciliación entre la vida laboral y familiar.
Un aspecto positivo es que algunas iniciativas han comenzado a marcar diferencia. Por ejemplo, programas como el «Mujer Emprendedora» y subsidios a la contratación femenina han sido herramientas clave para reducir la brecha en ciertos sectores. Sin embargo, su alcance es aún limitado y muchas veces no llegan a las mujeres en situaciones de mayor vulnerabilidad, como las jefas de hogar o aquellas que viven en zonas rurales.
En comparación con otros países de la región, Chile está a medio camino. Economías como la de Argentina y Uruguay han implementado modelos de licencias parentales compartidas y normativas más estrictas contra la discriminación laboral, lo que ha permitido una reducción más significativa de las brechas de género. En este sentido, Chile tiene la oportunidad de aprender de estas experiencias y adaptar sus estrategias a las necesidades locales.
Para cerrar estas brechas, es imperativo que se promuevan cambios estructurales. Esto incluye no solo incentivar la contratación de mujeres, sino también abordar los sesgos de género que persisten en la sociedad y en los entornos laborales. Invertir en capacitación técnica para mujeres en sectores de alta demanda, como tecnología y energías renovables, podría abrir nuevas puertas y mejorar la equidad económica a nivel nacional y regional.
La lucha por cerrar la brecha de género laboral no solo es una cuestión de justicia social, sino también una oportunidad económica. Estudios internacionales han demostrado que la equidad de género impulsa el crecimiento económico y mejora la productividad. Por lo tanto, avanzar hacia un mercado laboral más inclusivo no es solo una responsabilidad ética, sino también una estrategia clave para el desarrollo sostenible de Chile y sus regiones.
El gráfico mostrado Ilustración 1 en muestra la distribución de matriculados en el primer año de educación superior para la región del Biobío, diferenciando entre hombres (en azul) y mujeres (en rosado), junto con la evolución del índice global de brecha de género (GGGI) en la matrícula. Se observa un incremento sostenido en la cantidad de mujeres matriculadas en comparación con los hombres, reflejado en el aumento progresivo del GGGI, que en los últimos años supera el 1.10, llegando a un máximo de 1.19. Esto indica una mayor participación femenina en la educación superior, lo que sugiere avances en equidad de género en el acceso a la educación. Sin embargo, las variaciones en el índice a lo largo del tiempo evidencian que, si bien la tendencia es positiva, aún existen fluctuaciones que pueden estar influenciadas por factores socioeconómicos, políticas educativas y dinámicas del mercado laboral.
